
David Golden: Jesús dijo que podemos honrarlo con los labios, pero estar lejos de Él por dentro. Dios no busca palabras bonitas, sino corazones sinceros.Un corazón contaminado se endurece y deja de oír a Dios. Pero Dios no nos deja así. Él prometió: “Quitaré el corazón de piedra y les daré un corazón de carne”. Es decir, un corazón sensible, obediente y lleno de Su Espíritu. Por eso, la invitación no es solo creer en Dios, sino acercarnos a Él de verdad: con un corazón limpio, sin máscaras, permitiendo que su Palabra eche raíces, arranque espinos y produzca fruto real.