Jugar un rato puede aportar grandes beneficios para el cerebro en desarrollo de los niños, como si fuese un superalimento. Pero la participación de los adultos es un ingrediente esencial para obtener los mejores resultados. Jesse Ilhardt, guía en educación temprana, presenta sus argumentos a favor de dejar el móvil, coger la taza de té imaginaria (o la capa de superhéroe) y dedicar tiempo a experimentar con la imaginación durante los años de aprendizaje más formativos para los niños.