
Leer libros de autoayuda pueden ser un arma de doble filo. Te pueden inyectar dopamina haciéndote sentir que ya estás haciendo ese algo importante que tanto deseas, pero al final sólo leíste algo, que te puede encasillar. Puedes leerlos, claro, pero al final la diferencia se da fuera de ellos: cuando los cierras, o cuando ni siquiera los abres.