
Este capítulo relata cómo Israel, tras ofender a Dios, es oprimido por Jabín y Sísara, pero Débora y Barac los liberan; el Pastor, tomando a Débora como referencia, analiza el rol de la mujer en el pastorado, distinguiendo tres posturas: igualitaria, jerárquica y complementaria (la de su iglesia), que valora la igualdad en dignidad pero reserva el liderazgo pastoral para hombres, señalando que, aunque las mujeres son mayoría en las iglesias, sus dones deben usarse para servir sin aspirar a la ordenación pastoral.