
Estamos viviendo la alegrÃa de que el hijo de Dios quiere estar en tu matrimonio. Siempre ha estado y cada año Él se hace presente a través de esa ternura que brota. Como cuando uno va a recibir a un bebé. A tu primer hijo, a un sobrino, al hijo de algunos amigos. Es una alegrÃa, una ternura que te conmueve y te toca el corazón. Este tiempo fue de preparación y ¡el dÃa ha llegado!. El dÃa de vivir esta alegrÃa, de ver que todo el esfuerzo de estos dÃas para preparar tu corazón.