
El burnout materno no es “estar cansada”. No es un mal día. No es haber dormido poco ayer.
Es un agotamiento emocional profundo.
Y no aparece de un día para otro.
Es algo que se va acumulando:
las noches malas + las rutinas + los pendientes + las expectativas + los “deberías” + la carga invisible + los días sin pausa + el autocuidado que siempre sacrificamos primero…
Hasta que un día dices: “No puedo más”.
La maternidad necesita descanso. Necesita espacio. Necesita compasión.
No confundas ‘todas estamos igual’ con ‘esto es lo normal’.