Ad portas de comenzar un año, vuelta al sol o como te guste llamarlo, me gustaría comenzar diciendo que como seres humanos muchas veces nos gusta acumular, acumular cosas porque eso fue lo que nos llevó a subsistir. Recolectábamos frutos y necesitábamos guardar algunos de ellos para la temporada de sequia o la temporada de invierno. Es más, me atrevería a decir que la naturaleza en sí viene medio programada para guardar y a conservar; los osos invernan, las hormigas recolectan y cómo si esto no estuviera ya en nuestro adn a nosotros nos enseñaron desde niños las fabulas de la cigarra donde siempre nos decían que necesitábamos guardar; sin embargo, qué pasa si este guardar deja de ser el guardar material, si el guardar “pan para mayo y leña para abril” y se convierte en un guardar emocional. Y si nuestra alacena se encuentra llena de emociones reprimidas como el miedo, la tristeza, la rabia, el erotismo, la felicidad, la anticipación, la sorpresa y se encuentra tan llena de ellas que ya no entra nada más. 

Las emociones, gatillan acciones, imagínate querer comenzar tu año nuevo, si ese que lo comienzas gritando jumanji, con baños de florecimiento, lentejas en el bolsillo, corriendo con maletas alrededor de la manzana y cuanta superstición podemos tener, para tener un GRAN AÑO; sin embargo, nos olvidamos de lo más importante; nos olvidamos de ver cómo es que nuestra alacena emocional se encuentra. Cuantas de las emociones que puedes estar teniendo allí ya tienen una fecha de expiración vencida, cuantos, de los miedos que tienes allí, hoy por hoy son inexistentes o ya los venciste sin embargo los sigues cargando, cuantas veces triunfaste y no te diste el tiempo para celebrarlo y también decidiste guardarlo o talvez te sentiste penoso de disfrutar un encuentro con tu pareja y ese erotismo se convirtió en vergüenza y también decidiste guardarlo o es que te ves tan metido en tu día a día que la gratitud la pateaste al fondo de la alacena y bajo toneladas de emociones que se te es tan difícil encontrar e incluso ya te olvidaste que existe. 

Comenzar un año nuevo con una alacena llena de emociones “pasadas” es como ir a una guerra de cañones cargando pólvora mojada o pasada. 

Si se nos presentan 365 oportunidades para ser felices, 365 oportunidades para escribir una historia, 365 paginas de un nuevo libre; sin embargo, veamos que nuestra tinta este buena y no pasada. ¿Y tú, te estás haciendo cargo de renovar o vaciar tu alacena? ¿cómo estas viviendo tus emociones?, las vives o las guardas para otro momento… 

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