
Las familias terminales enfrentan un desafío inmenso y doloroso cuando uno de sus miembros padece una enfermedad terminal. Este período provoca una mezcla de emociones intensas, como tristeza y miedo, pero también puede fortalecer los lazos familiares. Dedican tiempo a cuidar y apoyar al ser querido enfermo, mientras intentan mantener la normalidad en su rutina.