
Nisiquiera en un 'volado' (cara o cruz/águila o sello) nos gusta perder, pero es necesario que aprendamos la naturalidad de la pérdida para que ella nos enseñe a valorar quiénes somos y lo que tenemos.
Vivir un duelo sanamente es clave para comprender que lo perdido no se supera ni se olvida, se aprende a vivir sin él.