La historia que hoy nos comparte Aída podría ser la historia de tu amiga, de tu hermana, de tu mamá o incluso tu propia historia... Aída permaneció durante muchos años en un matrimonio infeliz,  en el que solía portar mil  máscaras para ocultar sus verdaderos sentimientos de soledad y frustración, y así  poder aparentar  la satisfacción de un “hogar feliz” a la altura de los estereotipos sociales de aquella  época. Hasta que un día, harta de su insatisfacción y vacíos; Aída arrojó  sus  mil máscaras a la basura y sin importarle la edad, los juicios y las críticas, mostró al mundo  su verdadero rostro, sin inhibiciones, con   una  expresión de seguridad y  valentía que la conducirían a la búsqueda de su libertad y autorrealización.