Ojalá que de todo esto haya quedado algo… Que la vida es un cuento:

A veces uno de época, cuando recordamos las cosas que nos han pasado con alguna chispa de nostalgia, cuando recorremos las huellas que fuimos dejando con cierto gusto a tiempo en la boca, al tiempo que pasa y que no vuelve, y al tiempo movilizador que todavía no existe cuando pensamos en mañana;

Otras veces el mejor cuento para explicar nuestra historia es el terror; querer huirle a lo nuevo o a lo que es natural de una etapa de la vida: alguna despedida, unión, responsabilidades varias o cambios;

Por suerte siempre tenemos ese cuento oscuro, misterioso, de un humor que cosquillea lo prohibido, y nada enciende más la llamita que lo que se hace sin permiso; ese cuento que te hace reír de las peores catástrofes, la risa liberadora después de tanto peso. Un cuento que a veces cuando, después de un tiempo, lo volvés a leer te das cuenta de que también traía alguna idea para seguir pensando, algo que iba más allá de la risa.

Y cómo no, los mitos, los cuentos que son origen del mundo en el que vivimos. Los cuentos que te cuentan la historia de la que venís y son motor de la historia que vas a crear. Hay algo interesante en este tipo de cuentos, y es que son característicamente viejos, su origen es un misterio y pasó hace mucho tiempo, pero sin embargo se mantiene eterno cuando nuevos ojos y voces lo vuelven a recorrer; cuando nuevos oídos lo escuchan.

Hay algo en uno de estos cuentos que es mito, por haber entrado a nuestras vidas como una ráfaga, una estampida que arrasa y un motor que mantiene vivo al resto de cuentos; toda esta saga tiene algo en común, que ha llegado a nuestras vidas, y con suerte a las de ustedes, Sin Permiso y para llenarles de ganas.