
Los 20. Hoy tuve mi primer crisis. Hubo un temblor en el segundo piso que tambaleó mi estabilidad emocional. De pronto la vida adulta esta a la vuelta de la esquina. Entonces comienzo a escuchar términos como impuestos, SAT, seguro de gastos médicos y me comienzan a preocupar cosas de “grandes”. Y ahora me angustia saber cuánto subieron los precios en los servicios, me aterra saber que no tengo dimensión del precio de una casa y ni hablar de la gasolina. De pequeña pensaba “qué tonto, como es posible que la gente tenga crisis al llegar a cierta edad” ahora pienso: “maldita sea la hora en que dije eso”. Porque hoy me siento en el limbo de ser muy adulta para unas cosas pero aun muy inmadura para otras. Sucede que es el momento en el que te das cuenta que no tienes el control de las cosas que pensabas “seguras”. La pareja a quién juraste amor eterno terminó después de que lo pronunciaste. Los amigos con los que planeaste que tus hijos y suyos iban a ser mejores amigos han dejado de frecuentarte. Algunos se volvieron desconocidos. Ya te dan crudas de señor. Tienes la energía y el tiempo para viajar y festejar pero no tienes el dinero o a veces el permiso. Las metas que tenías pendientes por cumplir para esta edad ahora se ven más lejanas. Unas incluso imposibles. Tienes que lidiar con aprender cosas que nadie te enseñó, pero aún así te exigen saber. Tienes que aprender a ser hijo o en otros casos, tienes que aprender a ser padre/madre. Eres libre pero con límite. La espalda ya comienza a doler; tantito por la mala postura y tantito por las responsabilidades que comienzas a cargar y ni siquiera deberían ir en tu mochila. Es un vivir constante en el pasado, en los años de prepa y desmadre y a la vez salir corriendo de ahí porque el futuro nos viene pisando los talones.
Las posibilidades son tantas, que nos atarantan y nos dejan un hueco de indecisiones incertidumbre. Quieres volar alto pero tus alas aún no te aguantan. Quieres dar frutos pero no puedes regarte. Quieres todo pero no sabes ni por dónde empezar. Es tratar de ser empático con otros y entender que están viendo tu historia a través de sus ojos, de lo que son y de las expectativas que tienen de ti, aunque a veces se olviden de que ellos también estuvieron en tu lugar. Es conocerte y desconocerte. Es saber que crecer duele porque implica tomar decisiones que significan abandonar otros caminos.
Bienvenido a los 20, a los 18, a los 30 o incluso a los 50 porque no importa la edad que tengas puedes sentirte así de perdido mientras buscas eso que encuentras. Porque sí, la vida a esta edad pesa, pero también está llena de sorpresas. Sólo espera.
Gracias por escucharme.
Gracias por leerme.
Con amor,
@ximenagoga
@_efectoo.mariposaa_
@oitere