Todos tenemos nudos que desatar, desde heridas de la niñez que creemos haber olvidado, hasta patrones generacionales que parece que están tan tatuados en nosotros que es imposible borrarlos. Desde elegir malas parejas, hasta aceptar jefes tóxicos, padres ausentes o amigos narcisistas, en mi propio camino del amor propio me he tropezado tantas veces que comencé a cuestionarme porque pensaba como pensaba, porque aceptaba menos, actuaba y decidía de la manera que lo hacía. Hoy busco ayudar a otros a encontrar su propio poder a través del autoconocimiento , porque si entiendo, sano.