
Los genitales con los que nacemos no determinan cuál será nuestra identidad de género, ni nuestra orientación sexual ni la forma en que las expresaremos a través del rol de género. La biología, la crianza, el contexto inciden en la conformación de nuestro mapa del amor y en la forma en que expresaremos nuestra sexualidad a lo largo de nuestra vida, con sus cambios y continuidades. Todo ello hace que nuestra sexualidad sea única.