
¿Cuántas veces te has exigido más de lo que realmente puedes sostener?
No porque seas flojo(a), no porque te falte voluntad, sino porque tus prioridades cambiaron.
La autoexigencia puede ser un motor que te impulsa o una cadena que te asfixia.
En este episodio te comparto dos historias (una de mi comunidad y una personal) donde se ve con claridad cómo la exigencia mal enfocada nos roba paz, y cómo podemos transformarla en una fuerza que nos sostenga con propósito.