
La Organización Mundial de la Salud ha clasificado la adicción a los teléfonos móviles como una forma de adicción sin sustancias.
El uso excesivo de los celulares es un patrón de comportamiento compulsivo adquirido, que consume tiempo y recursos. A pesar de la conciencia de las consecuencias, existe una escalada persistente de este comportamiento. Nuevos trastornos como la nomofobia han surgido por el uso excesivo de los celulares. La nomofobia es una condición psicológica en la que uno tiene miedo de estar lejos de la conectividad del celular. Puede manifestarse como ansiedad, alteraciones respiratorias, temblores, transpiración, agitación, desorientación y taquicardia.
Además, varias investigaciones indican que el tiempo que pasamos en nuestros teléfonos interfieren con nuestro sueño, autoestima, relaciones, memoria, retentiva, creatividad y productividad, así como habilidades para resolver problemas y tomar decisiones.
El problema es tan grave que hay varios científicos que consideran que la adicción al celular, como cualquier otra adicción conductual, podría incluirse en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-V).
La adicción a los celulares se ha convertido en un problema de salud pública en todo el mundo. Y ha ganado más protagonismo en países en desarrollo como India, que tienen una población más joven.