
Imaginen un clavo. ¿Cuántas veces han pensado en un clavo hoy? Probablemente ninguna.
No es glamoroso, no es tendencia en redes sociales, no despierta un deseo inmediato.
Pero, ¿qué pasa cuando su estantería se tambalea, cuando la foto de un ser querido amenaza con caerse? De repente, este humilde trozo de metal se convierte en la solución, en la necesidad imperante.
Y ahí radica la pregunta que nos carcome a todos los que estamos en este juego de ofrecer algo al mundo: ¿estamos vendiendo el brillo efímero que seduce la mirada, o la herramienta silenciosa que sostiene la vida?
¿Estamos creando antojos artificiales o satisfaciendo las verdaderas carencias que acechan bajo la superficie de nuestros deseos? Piens en ello.
En este instante. ¿Qué anhelan tus manos? ¿Y qué necesita realmente tu existencia?