
La vida tiene aromas que nos marcan para siempre. El café recién hecho en la mañana, la lluvia sobre la tierra seca, el abrazo de alguien que amamos. Son fragancias que nos recuerdan que estamos vivos, que cada instante deja su huella en nosotros.
A veces, en la prisa del día a día, dejamos de notar esos pequeños regalos. Hoy, haz una pausa. Respira profundo. Deja que el olor de la vida te envuelva y te recuerde que, en los detalles más simples, habita la verdadera felicidad.