
En este capítulo describimos cómo se da la herida de injusticia al no sentirnos apreciadas y el cómo se forma su máscara de rigidez, también nos dimos la tarea de analizar cómo esta herida se puede disfrazar de no sentirme merecedora de amor o reconocimiento dependiendo de mis logros o fracasos.
Hablamos de la necesidad de ser flexibles para conectar con nuestra autenticidad y de lo injusto que al final es la búsqueda del amor propio en el perfeccionismo pues al no permitir matices y errores nos termina por desconectar de nuestra vulnerabilidad y humanidad.