
Póker. Todo el mundo lo conoce, es un juego de cartas donde los jugadores hacen apuestas en base a una puja inicial. ¿Qué tienen el común el póker y la vida cotidiana? La toma de decisiones. Estamos de acuerdo en que muchas de las decisiones que tomamos a lo largo de nuestra vida son bajo una gran incertidumbre de no saber lo que va a pasar o con un conocimiento parcial de la información pero, aún así somos capaces de arriesgarnos y apostar. Esta toma de decisiones se llama heurístico, son atajos que nos permiten tomar decisiones haciendo una estimación subjetiva del éxito que puede tener dependiendo, entre otras cosas, de si ya nos ha funcionado alguna vez en nuestra historia. Es pensar rápido cuando no tenemos la posibilidad de acceder a toda la información y sopesar cada alternativa de manera individual. Con los heurísticos podemos equivocarnos o no, igual que en el póker se apuesta pero fácilmente se puede perder. Pero, ¿qué sucede cuando cometemos errores sistemáticos? Estaríamos ante los sesgos. ¿Y cuando el razonamiento no sigue una lógica? Estaríamos ante las falacias. Basándonos en nuestra evidencia anecdótica la experiencia nos dice que conocer los sesgos nos ayuda a tomar mejores decisiones. Aunque esta afirmación tiene un claro sesgo de sobreconfianza 😜 ¡A jugar!