
Mucho antes del boom del narcotráfico, la marihuana se consumía en los puertos marítimos de Colombia por marineros y estibadores en los años 20. Pero la criminalización estaba con ellos: sus cultivadores y portadores tenían trato de ‘maleantes’ y ‘traficantes ilegales de drogas’ por las leyes del país, que se ajustan a las de Estados Unidos. Después de varias décadas, el consumo y número de cultivos aumentaron significativamente, al punto en que se hizo imposible cuantificarlos.