
Todos queremos sentirnos especiales; actualmente se comete el error de hacer que todo niño competidor reciba premio o estrellita como ganador, pero la vida luego le va a decir que no es tan sencillo. Dios llama a todos a ser especiales, sacerdotes, íntimos; pero no como un regalo fácil, sino como una invitación a que que, si respondes, Él te ayuda a ser.