
¿Te ha pasado que estás irritable, cansada, emocional… pero te sientes culpable por sentirte así porque “tienes salud”, “tienes hijos”, “tienes trabajo”?
¿Te han dicho o tú misma te has dicho: “no te quejes, hay personas que están peor”?
Este episodio es para ti.
Hoy hablamos de lo que nadie quiere reconocer:
Porque tu malestar también es válido. Tu incomodidad también merece espacio. Y sentirlo todo no te hace ingrata: te hace humana.