
Oda a aquellos que alcanzan la inmortalidad, en nuestra vida, en nuestros pulmones, en nuestro corazón; que marcan nuestros caminos, crecen con nosotros, nos ven y los vemos, en espacio y tiempo. Que nos abrazan, que nos emocionan y nos acompañan por toda la eternidad. A tu compañera compañero de vida, a tus hermanas o hermanos, a tus padres, a tus abuelos, a tus almas gemelas, a tus sobrinos, a tus amigos. Texto y voz: Luis Rabadán