
Una de las formas más sutiles de promover la desigualdad entre las personas es a través del lenguaje, como refejo del pensamiento y la cultura de una sociedad que históricamente ha colocado en situaciones de desventaja inmerecida a algunas personas o grupos. El lenguaje suele expresar reiteradamente relaciones desiguales, jerárquicas e inequitativas, mismas que refuerzan estereotipos, estigmas y roles de género. Todas estas circunstancias evidencian la necesidad de fomentar el uso incluyente y no sexista del lenguaje y evitar actos de distinción, restricción, exclusión, negación o imprecisión en las comunicaciones orales y escritas utilizadas en las instituciones públicas y privadas.
El lenguaje incluyente y no sexista es una herramienta para promover la igualdad sustantiva y el desarrollo de una cultura basada en el respeto a la diversidad humana y el derecho a la no discriminación. La transformación del lenguaje ha sido una meta de distintos programas de acción global impulsados por el sistema de Naciones Unidas con la finalidad de transformar los estereotipos de género, los usos y las prácticas culturales que discriminan y/o que representan obstáculos para el ejercicio de los derechos humanos.
Por todo lo anterior, en el capítulo 23 de Reinvent-ARTE platicaré con Angel Candía, Socio Consultor de ADIL para profundizar en este tema.