
Ante la asfixia de la Blanca Navidad promocionada por el marketing, quisiera detenerme un momento a reflexionar en su opuesto: la Negra Navidad.
En este episodio abro mi corazón para compartir por qué la Navidad se ha transformado en mi festividad cristiana favorita, y cómo la idea de la Encarnación se alza tan potente para ofrecer una visión profética sobre un estilo de vida que va en dirección opuesta a lo que con normalidad vemos tanto en las vitrinas de las tiendas, como en los púlpitos de los templos.
El Dios envuelto en pañales es, sin duda, la imagen más desafiante y radical que el cristianismo tiene para ofrecernos. Mientras todos piden, he aquí uno que da.
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