
Cada día debo recordar que Jesús así como limpió el templo en Jerusalén con ira santa y celo de amor, quiere purificar mi templo, y eso implica tirar las cosas malas que hay allí, es doloroso lo sé, implica pérdidas, implica incomodidad, me encariñado con muchas cosas, pero hoy entiendo que mi templo debe ser una casa de llena de oración no una cueva llena de ladrones.