
Éntramos en este capítulo a comentar una de las ideas más frecuentes y a la vez más absurdas sobre Carroll: su supuesta pedofilia. Aventuramos una explicación más sensata, y sobre todo con mayor fundamento en los hechos. Les invito a escuchar mis planteamientos al respecto.
En nuestra historia, aparece nuestro viejo amigo, el Sombrerero Loco en la forma del mensajero Hatta, que acaba de salir de la cárcel a donde había sido enviado en la anterior novela, y todavía tomando té y pan con mantequilla que trataba de disfrutar cuando fue puesto preso. Una extraña carrera y una pelea entre el león y el unicornio por quedarse con una corona que no es de ninguno de los dos, termina en medio de un gran estruendo de tambores.
Retrato tomado por Lewis Carroll a las niñas Annie y Frances Henderson, coloreado e ilustrado a mano con motivos alegóricos.