No es rebeldía vacía.
No es por llevar la contraria.
Tampoco es una moda.

Ser oveja negra es darte cuenta de que algo no encaja…
y atreverte a cuestionarlo.
A leer, a pensar, a sentir diferente.
A crecer aunque incomode.
A desaprender lo que te enseñaron a repetir.

Y sí, a veces serás el raro.
El intenso.
El que “ya no es el mismo”.

Pero eso no es falla.
Es evolución.

Porque quedarse en el rebaño puede ser cómodo…
Pero también puede ser la forma más sutil de perderte a ti mismo.

Así que si estás buscando permiso para ser tú:
Aquí está.
Sé tu rareza.
Honra tu criterio.
Cultiva tu alma.
Y que nunca te dé vergüenza brillar distinto.

 Las ovejas que leen, piensan y sienten...
no se vuelven negras.
Se vuelven libres.

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