
En Ohio, Estados Unidos, el día de Halloween de 2010, Devon Griffin regresó a su casa de la iglesia y se fue directamente a jugar video juegos, al percibir que había tanto silencio en casa, fue a ver qué estaba haciendo su familia. Se dio cuenta de que su madre y su padrastro seguían acostados, estaban tapados hasta la cabeza, le habló a su madre pero esta no respondía, le quitó la cobija de la cara a su mamá y vio una gran mancha roja en su almohada, por un momento pensó que esto era una broma oscura ya que era el día de Halloween, pero al observar detenidamente se dio cuenta de que esto no era ningún juego...