
Es que hay días que, honestamente, preferiría olvidarlos. O empezarlos de nuevo. O irme a dormir y despertarme mañana como si hoy no hubiera existido. ¿Te ha pasado?
Te invitamos a hacer una pausa... ponerte los auriculares, cerrar los ojos y reflexionar desde este día que ha sido difícil. Repasarlo y ponerlo delante de Dios haciéndolo oración. Para que puedas contarle a Él tu experiencia y también, para que Él pueda hacerte una devolución y decirte qué vio Él en esta jornada en la que estuvo al lado tuyo.