
El tiempo de adviento y Navidad, que intentamos acompañar con la oración y el silencio, a veces se nos hace muy ruidoso. El cierre de año nos invita más a las corridas, los balances y el consumo. Pero ahí está el pesebre, que sencillo y muchas veces escondido, nos despierta asombro y ternura. Asombro por un Dios Todopoderoso que elige hacerse uno de los nuestros, en la oscuridad de la noche, en un pueblito de la periferia, en la carne de un bebé indefenso. Ternura de la divinidad en la fragilidad de un bebé… que llora, pasa más tiempo dormido que despierto, que siendo la Palabra no sabe hablar, que sin los cuidados de María y de José moriría…
Compartimos este Podcast en voz del Padre Javier Soteras, para ir preparando el corazón para el nacimiento del Niño Dios