
En este cementerio, los muertos no piden lágrimas.
Piden presencia.
Una dirección equivocada.
Un giro mal calculado.
Y de pronto, un desconocido se detiene ante tumbas que no le pertenecen…
pero que, por un instante, lo invitan a quedarse.
Este episodio de Radio Fantasma no habla de fantasmas que asustan,
sino de esos que esperan.
Esperan una mirada, un pensamiento fugaz, una pausa entre lo cotidiano.
Porque hay lugares donde la muerte no es el final,
sino una forma distinta de estar vivos.