
La quiropráctica no es medicina tradicional, ni pretende serlo. Tampoco sustituye a la ortopedia ni utiliza fármacos ni procedimientos quirúrgicos. Es, más bien, una disciplina que busca restaurar el equilibrio del cuerpo a través del ajuste de la columna vertebral, permitiendo que el sistema nervioso —el “cerebro del cuerpo”— funcione correctamente.