
Vanessa nos habla de su vida en Japón… del silencio, el orden, los espacios reducidos, respetar y no molestar. Donde ha aprendido a compartir hasta las manzanas, no dormir en una cama, silenciar su teléfono en el bar (para que no la saquen), reportar sus aretes perdidos a la policía y más vale que no se quejen de ti en el trabajo por que te reducen el sueldo. Como buena mexicana, poniendo el “desorden”, ha empezado la tradición de festejar cumpleaños en su familia japonesa, invitar amigos a su casa, ingeniárselas para que quepan todos, y preguntar por qué no le aplicaron el descuento. Nos recomienda a todos ir a Okinawa, darnos a entender con señas , y comer sushi; al parecer se te derrite en la boca.
Aprendimos mucho, nos faltó más, seguimos boquiabiertas.
Besos P&V