Escrito por el maestro Samael Aun Weor
Narración por Parsifal Flores Aguila
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https://www.AudiolibrosGnosis.comLa "Gran Obra" es ante todo, la creación del hombre por sí mismo, a base de trabajos
confidentes y padecimientos voluntarios.
La "Gran Obra" es la conquista interior de sí mismos, de nuestra verdadera libertad en
Dios.
Necesitamos con urgencia máxima, inaplazable, desintegrar todos esos "Yoes" que
viven en nuestro interior si es que en realidad queremos la emancipación perfecta de la
Voluntad.
Nicolás Flamel y Raimundo Lulio, pobres ambos, liberaron su voluntad y realizaron
innumerables prodigios psicológicos que asombran.
Agripa no llegó nunca mas que a la primera parte de la "Gran Obra" y murió
penosamente, luchando en la desintegración de sus "Yoes" con el propósito de poseerse a sí
mismo y fijar su independencia.
La emancipación perfecta de la voluntad asegura al sabio el imperio absoluto sobre el
Fuego, el Aire, el Agua y la Tierra.
A muchos estudiantes de Psicología contemporánea les parecerá exagerado lo que
renglones arriba afirmamos en relación con el poder soberano de la voluntad emancipada;
Sin embargo la Biblia nos habla maravillas sobre Moisés.
Según Filón, Moisés era un Iniciado en la tierra de los Faraones a orillas del Nilo,
Sacerdote de Osiris, primo del Faraón, educado entre las columnas de ISIS, la Madre Divina,
y de OSIRIS nuestro Padre que está en secreto.
Moisés era descendiente del Patriarca Abraham, el gran Mago Caldeo, y del muy
respetable Isaac.
Moisés el hombre que liberó el poder eléctrico de la voluntad, posee el don de los
prodigios; esto lo saben los Divinos y los humanos. Así está escrito.
Todo lo que las Sagradas Escrituras dicen sobre ese caudillo hebreo, es ciertamente
extraordinario, portentoso.
Moisés transforma su bastón en serpiente, transforma una de sus manos en mano de
leproso, luego le devuelve la vida.
La prueba aquella del zarzal ardiente ha puesto en claro su poder, la gente
comprende, se arrodilla y se prosterna.
Moisés utiliza una Vara Mágica, emblema del poder real, del poder sacerdotal del
Iniciado en los Grandes Misterios de la Vida y de la Muerte
Ante el Faraón, Moisés cambia en sangre el agua del Nilo, los peces mueren, el río
sagrado queda infectado, los egipcios no pueden beber de él, y las irrigaciones del Nilo
derraman sangre por los campos.
Moisés hace más; logra que aparezcan millonadas de ranas desproporcionadas,
gigantescas, monstruosas, que salen del río e invaden las casas. Luego, bajo su gesto,
indicador de una voluntad libre y soberana, aquellas ranas horribles desaparecen.
Más como el Faraón no deja libre a los israelitas. Moisés obra nuevos prodigios: cubre
la tierra de suciedad, suscita nubes de moscas asqueantes e inmundas, que después se da
el lujo de apartar.
Desencadena la espantosa peste, y todos los rebaños excepto los de los judíos
mueren.
Cogiendo hollín del homo —dicen las Sagradas Escrituras— lo tira al aire y, cayendo
sobre los egipcios, les causa pústulas y úlceras.
Extendiendo su famoso bastón Mágico, Moisés hace llover un granizo del cielo que en
forma inclemente destruye y mata. A continuación hace estallar el rayo flamígero, retumba el
trueno aterrador y llueve espantosamente, luego con un gesto devuelve la calma.
Sin embargo el Faraón continúa inflexible. Moisés, con un golpe tremendo de su vara
mágica, hace surgir como por encanto nubes de langostas, luego vienen tinieblas. Otro golpe
con la vara y todo retorna al orden original.
Muy conocido es el final de todo aquel Drama Bíblico del Antiguo...