
En esta parábola Jesús nos dibuja, el resultado del perdón de Dios, en el corazón del pecador, cuando este tiene una sincera aptitud de arrepentimiento, Simón el Fariseo estaba ahogado en sus propios conceptos y en los dogmas religiosos que lo hacían tener un alto concepto de si mismo con respecto a la justicia del eterno Dios, la cual se discierne desde el Espíritu y no desde la mentalidad racional humana, por ello los mayores opositores de la verdad siempre son los fanáticos religiosos, alejados del amor al prójimo y del amor a Dios se hacen así mismos abiertos opositores a los hechos y propósitos de Dios.