
En plena pandemia, Daniel Salazar decidió convertir cartón reciclado en un museo rodante de la historia urbana chilena. Sus maquetas de microbuses, desde los años 80 hasta la actualidad, no solo reproducen con detalle los vehículos que marcaron generaciones, sino que también preservan la memoria colectiva de nuestras ciudades. Presentadas en exposiciones regionales y reconocidas por su rigor artesanal, estas piezas despiertan nostalgia, emociones y conciencia sobre la sustentabilidad. Un proyecto que demuestra que el patrimonio puede vivir en miniatura y que valorar lo hecho a mano es también un acto de justicia cultural.