Hoy vivimos en un sistema donde la gran mayoría de personas llevan vidas de robots esclavos, donde pasan la vida entera haciendo siempre lo mismo para tan solo sobrevivir, obviando así todo un propósito y destino que diferencia a cada ser humano del otro. Sin embargo, Cuando conocemos a Cristo, él no solo renueva nuestra vida, sino que le marca un propósito y camino a recorrer para poder llegar a nuestro destino, uno que termina destacándonos entre el montón y revela aquello para lo cual hemos venido a esta tierra. Pero, para poder llegar a ese destino glorioso de nuestras vidas, hay sitios y situaciones que necesariamente debemos vivir para ser procesados y de esa manera estar preparados para llegar a él.