
Una alegoría bíblica con un mensaje profundo acerca del cuidado de la madre naturaleza. El séptimo y último largometraje de Darren Aronofsky, que se mueve entre el thriller psicológico y el drama, nos aporta una serie de simbolismos, paralelismos y reflexiones acerca del lugar del ser humano en el mundo y su relación con dios y la naturaleza.