
Relato corto escrito por Edgar Allan Poe en el año 1842. Su título originariamente fue La vida en la Muerte. Este texto se destaca por la sutil condensación de los motivos: una reflexión sobre el arte, una reflexión sobre el amor y la visión alucinada de un objeto mágico. Se ha dicho que el retrato del cuento remite a un retrato en miniatura de su madre que Poe conservó siempre consigo.