
Es el Espíritu de Dios, quien aparece en la función de capacitar a los jueces de Israel, empezando por Otoniel (Jueces 3:10) para hacer la obra a la que son llamados. Como entonces, también ahora, todos los hijos de Dios tenemos la oportunidad de ser guiados y empoderados por el Espíritu Santo para realizar el servicio al que cada uno ha sido llamado; no solo unos pocos, como pasó en el antiguo pacto; esto es una diferencia sustancial. Joel 2:28-29; Hechos 2:17-18