
En el Evangelio de la Misa vemos a Jesús que cura a un endemoniado que era mudo (Lc 11, 14; Mt 9, 32-33). La enfermedad, un mal físico normalmente sin relación con el pecado, es un símbolo del estado en el que se encuentra el hombre pecador; espiritualmente es ciego, sordo, paralítico...