
La incertidumbre mundial, marcada por conflictos electorales y la volatilidad internacional, ha hecho que la gestión del riesgo político se convierte en una prioridad para las empresas. La globalización sin restricciones ha terminado, dando paso a la regionalización, controles de exportación y nuevas barreras comerciales. Los gobiernos buscan asegurar sus cadenas de suministro y proteger su seguridad nacional, lo que introduce riesgos que las empresas deben gestionar. Este cambio estructural altera la forma en que operan las economías, las empresas deben adaptarse a las reglas cambiantes para asegurar su éxito.
Por Íñigo Albizurri, responsable de la práctica de Riesgos Estratégicos de Marsh.