
La movilidad internacional de personas es una de las herramientas más efectivas de los equipos de recursos humanos de las compañías para poder mejorar la propuesta de valor de los empleados a efectos de potenciar su desarrollo personal, ofrecer la posibilidad de acomodar situaciones personales a su vida laboral, o sencillamente premiar el rendimiento de talento de alto potencial en las organizaciones. No obstante, la Unión Europea impone obligaciones a las compañías en esta materia que tienen como propósito garantizar la libre circulación de personas dentro del territorio de la Unión, como es el caso de la Directiva sobre Trabajadores Desplazados.
Por Laura Gil, responsable de Políticas de Movilidad de Mercer.