
Este episodio nace de la reflexión sobre alguien a quien aprecio, pero que siento estancada en su relación. La observo como si viviera en una corte imaginaria, ocupando el papel de juez o abogado, creando historias que termina creyendo como si fueran la ley.
La gran pregunta es: ¿eso te hace feliz? ¿El resultado de esos pensamientos te lleva a la paz o a más sufrimiento?
Hoy te invito a mirar tu propia “corte de emociones” y preguntarte si el juicio constante está limitando tu felicidad. La vida cambia cuando dejamos de ser jueces y empezamos a ser observadores compasivos de nosotros mismos.