Parafraseando una de sus más recordadas interpretaciones teatrales, Susana Alexander no sólo ha dado cátedra de cómo ser una buena madre judía, sino de cómo vivir apasionadamente su vocación de actriz, en un país que acogió y protegió a sus padres de los horrores de la segunda guerra mundial.

En entrevista con Pati Chapoy, la actriz rememora la odisea que implicó para ellos su llegada a México, luego la prematura muerte de su padre, cuya figura intentó encontrar años más tarde casándose con su maestro de matemáticas, aunque el matrimonio finalmente no resultó. 

También relata cómo incursionó en el mundo del teatro y la televisión, apoyada por su propia madre y los productores Ernesto Alonso y Luis de Llano Palmer. 

Desde entonces su compromiso actoral era tal, que abandonó su banquete de bodas con tal de ir a dar función en el teatro.

Hoy con una larga y fructífera trayectoria a cuestas que la ha consolidado como una de las mejores actrices de su generación, Susana dice estar lista para el virtual retiro de los escenarios donde el público todavía la reclama, e incluso de la vida misma, pues a sus 81 años tiene la certeza de que lo único que tenemos seguro es la muerte... y es que nada es lo que parece.

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