Dios te trajo a la tierra para dejar un legado a tus generaciones. No eres una persona común, eres extraordinario y fuera del común. En ti hay una semilla de grandeza que solo debe ser descubierta. Desde antes de nacer Dios había diseñado un destino para ti. Un destino de sueños, de grandeza y de gloria. Quizás el camino, el proceso no ha sido fácil. Probablemente has caído y tropezado, pero no te preocupes. ¡Hoy es un nuevo comienzo! Debes entender que eres valioso. A ti no te define lo que otros piensan o lo que han dicho de ti. Vales porque eres de alta estima para los ojos de Dios. Este es el tiempo para empezar a creer en ti, empieza a celebrar tus logros, tus avances y tus victorias. Ya basta de pensar que saldrás adelante o que el éxito y el triunfo es para otros, ¡no! Es para ti. Dios te quiere bendecir. ¡Él te ve único, valioso y especial! ¡Sacúdete y sigue adelante! Recuerda que el llamamiento de Dios es irrevocable, lo que Él ha hablado sobre tu vida: ¡Se cumplirá!