Si la gente no cree en tu sueño, no trates de convencerlos. Demuéstrales que estaban equivocados. Es que cuando tienes un sueño de Dios te haces imparable. Si algo me ha enseñado esta pandemia es que debo tener distanciamiento con los incrédulos y tapabocas para los negativos. La verdad es esta: al principio se burlarán de ti pero luego te terminarán elogiando. Por eso, depende únicamente de tu padre celestial ya que Él no cumple tus sueños, ¡los supera! Nunca se es muy viejo para soñar ni muy joven para hacerlos realidad. Tú y yo estamos siendo testigos que las visiones y los sueños en fe son posibles. Tu fe se mueve hacia lo que ves. ¡Si lo puede ver lo podrás obtener! “Al que cree, todo le es posible” (Marcos 9:23). Y por último pero no menos importante: no sueñes para llenar tu ego u orgullo, sueña para bendecir a otros. No te preocupes si no sabes cómo lo vas a lograr, cuando tienes la motivación correcta, ¡todo lo que se alinea a la voluntad de Dios es prosperado! ¡Sueña en grande!