¡Su sacrificio nos hizo dignos! Gracias, mi Jesús! Sin embargo, de nada sirve haber aprendido a tener cuidado personal con el lavado de manos en esta pandemia, si en casa seguimos dejando que la suciedad del pecado entre. La realidad es que nunca vamos a cambiar lo que seguimos disfrutando y consintiendo. La palabra de Dios es muy clara en Gálatas 5:1: “Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud”. Por eso, la Cena del Señor es tan importante porque nos recuerda el valor de la sangre de Jesús que nos limpió. Cada día debes limpiarte con la Palabra de Dios. Te limpias voluntariamente cuando quitas todo pecado de tu vida. Si hay música, actitudes o vicios que desagradan el corazón de Dios, sácalo de ti. Examínate y pídele a Dios fortaleza para romper con todo lo que entristece su corazón. ¡En JESÚS no hay condenación! Pero decide cuidar, amar y apreciar el sacrificio de Jesús viviendo en santidad para Él. ¡Eres perdonado y libre por el poder de la Sangre de Jesús!